diumenge, 22 de juny del 2008

LOS NUEVOS TÍTULOS DE GRADO: DE LA DIFERENCIACIÓN AL TRABAJO BIEN HECHO.


Hace unas semanas un buen amigo, Javier Blanco Herranz (Txabi, en la Comunidad) planteaba en uno de sus comentarios en Comunidad Hosteltur uno de los temas que más nos preocupa, al menos a algunos/as, en los últimos años: “El autentico valor de la diferenciación: el trabajo bien hecho”

Y digo que nos preocupa, porque no todos/as estamos preparados para entender un concepto que, como el de “diferenciación” está sirviendo para llevar a cabo tantos y tantos “cambios” bajo la coartada de que “sin diferenciación no hay cambio”, “no hay innovación”, etc. Es decir, no llevar a cabo la diferenciación que corresponde en estos momentos es y, lo dicen sin rubor, mantenerse anclado/a en el pasado y no avanzar.

Lo dice, Javier de forma muy acertada: “ Parece bien cierto que el concepto de “diferenciación” se ha colado con fortuna dentro de la voluminosa literatura de gestión empresarial o de marketing, inundando manuales, conferencias y todo tipo de planes y programas. Es uno de esos conceptos básicos, nucleares, con un cierto valor sobreentendido y aceptados casi sin excepción. Hoy, quien no hace algo diferente, quien no produce bienes diferentes, pareciera estar destinado directamente al fracaso”.

En los últimos meses he podido asistir a debates diversos y, por cierto muy interesantes, sobre el diseño de los nuevos títulos de grado, en Turismo y en Derecho, ha sido y sigue siendo una experiencia apasionante, sin duda alguna; otros debates, me los comentan amigas/os que desde distintos ámbitos y territorios de nuestro país están también participando en el proceso, sin duda, apasionantes, todas las reflexiones y el trabajo realizado.

No obstante y, a pesar de la “vorágine” del día a día, y del trabajo, generalmente, bien hecho por todos, el comentario de Javier Blanco me ha hecho reflexionar ante el proceso y los resultados de dicho proceso.

En la mayoría de estos debates, viejos y nuevos, sobre las nuevas titulaciones de grado se ha magnificado la diferenciación, identificándola con la calidad, la innovación, con la creatividad, en definitiva, con otros muchos valores o factores absolutamente de referencia (Blanco, 2008). La diferenciación, nos hace grandes, diferentes, competitivos, … el cambio pasa, sin duda alguna, por la diferenciación. Lo dicen, lo expresan y lo materializan en documentos, artículos y en algunos debates se convierte en elemento central antes de llegar a la formulación definitiva de títulos y programas.

En muchas ocasiones, nos encontramos con seguidores, de Charles Handy, en sus aspectos menos substanciales y, fundamentalmente de una de sus frases que sacada de contexto puede ser una buena leyenda para cualquier “cambio” “[…] no tratéis de hacerlo mejor, sino de hacer algo diferente […]”

Mi curiosidad me lleva a buscar entre los nuevos títulos de grado, en turismo y derecho, la “diferenciación” y, sinceramente, como mi amigo Javier, soy tan profano en la materia …, que no me atrevo ni a opinar para que nadie se ofenda, ni pueda considerarme un “dinosaurio” contrario a cualquier tipo de cambio, de innovación, de competitividad.

Reconozco, en algunos casos, la letra y música de una conocida canción del grupo Mecano … “sombra aquí, sombra allá, … maquíllate, maquíllate …”, cuántas veces hemos tarareado esta canción y, en ocasiones, cuántas veces hemos aplicado el repetido estribillo a lo largo de nuestro devenir profesional, intentando fabricar “productos”, “planes”, “títulos”, … bajo la etiqueta de la “diferenciación”.

Y, tal como decía Javier Blanco en su artículo “… bajo la diferenciación, muchas veces no hay mucho más que un maquillaje , la superficial, de poco fuste y diseño rápido que pretende esconder o magnificar objetos básicos ya conocidos, creados y estandarizados …”.

Afortunadamente, en este proceso de los nuevos títulos de grado, en derecho y turismo, no todo ha sido y/o es maquillaje, son ya muchas las universidades públicas, privadas y, los centros adscritos a dichas universidades que han entendido que el futuro de las nuevas formaciones no pasa por este aparente “maquillaje”.

Un “maquillaje” que buscando una aparente “diferenciación” podría llevarnos a afrontar los retos de futuro, de los citados títulos bajo las ideas y principios del siglo pasado.

En fin, reflexiones de “fin de curso” de un profesor, que solo son esto reflexiones después de algunos, bastantes cursos … de cambios, contrastes y opiniones; felicidades a todos y todas por el trabajo bien hecho, por el trabajo inteligentemente hecho buscando, también, la “diferenciación”, sin olvidar el trabajo bien hecho, reivindicando el trabajo bien hecho, el artesanal, el hacer las cosas cada vez mejor, con los menores defectos posibles o sin ellos (Blanco, 2008).

Gracias a Javier Blanco, por ayudarme a entender procesos que como el seguido en la configuración de los nuevos títulos de grado, en turismo y derecho han sido y seguirán siendo los próximos meses una de mis preocupaciones y/o ocupaciones más importantes.

dissabte, 7 de juny del 2008

LA COMPETIVIDAD TURÍSTICA: CONCEPTO Y DETERMINANTES


Pero... ¿? ¿Que es la competitividad?, el concepto de competitividad es concepto complejo, en el sentido de que contiene una muy fuerte carga de subjetividad (¿con quién comparamos? y/o ¿con qué?) y, además, tiene un carácter multidimensional (¿cuáles son los atributos de una entidad económica que definen su nivel de competitividad?).

En ocasiones resulta difícil asimilar el concepto de competitividad al sector turístico, ya que este concepto ha sido utilizado principalmente en la investigación del sector industrial. No obstante, han sido varios los autores que han demostrado que no existe ningún obstáculo que impida aplicar esta teoría de la competitividad al sector servicios (ver entre otros, Richardson (1987), Riddle (1986) y Gray (1989)). No obstante, han sido pocas las investigaciones sobre competitividad en el sector servicios, a pesar de que la misma puede llegar a ser tan importante, e incluso más, que la competitividad industrial, como lo demuestran, entre otros, Porter (1990), Newall (1992) i Krugman (1994).

En el ámbito de la investigación turística, la competitividad de los destinos turísticos puede definirse como “la capacidad de un destino para crear e integrar productos con valor añadido que permitan sostener los recursos locales y conservar su posición de mercado respecto a sus competidores (Hassan, 2000). También puede definirse, siguiendo a Ritchie i Crouch (2000), como “la capacidad de un país para crear valor añadido e incrementar de esta forma el bienestar nacional mediante la gestión de ventajas y procesos, atractivos, agresividad y proximidad, integrando las relaciones entre los mismos en un modelo económico y social”.

Para adaptarse al entorno y aumentar la competitividad la Unión Europea identifica cinco grandes factores que se deben tener en cuenta: políticos, económicos, medioambientales, sociales, tecnológicos y de innovación.

Resulta evidente que, estos factores son diferentes en función de los grandes subsectores del turismo: transporte, alojamiento, atracciones turísticas, organizadores de viajes e intermediarios, etc.

La dificultad para definir la competitividad turística y, su importancia para la gestión público/privada ha provocado la actuación de algunas organizaciones turísticas que han intentado cuantificar el nivel competitivo del sector turístico, en una extensa serie de economías nacionales (130). Este es el caso del TTCI (Travel & Tourism Competitiveness Index), que ha desarrollado una amplia batería de indicadores, algunos de ellos ya utilizados en “The Global Competitiveness Index” del WEF.


The Travel & Tourism Competitiveness Report 2008 ha sido elaborado por World Economic Forum en estrecha colaboración con Booz Allen Hamilton, Deloitte, the International Air Transport Association (IATA), the International Union for Conservacion of Nature (IUCN), the World Tourism Organization (UNWTO), the World Travel & Tourism Council (WTTC). De la misma forma han participado importantes compañías del sector como Abercrombie & Kent, Bombardier, British Airways, Carlson, Emirates Airline, Hert, Silversa Cruises Group, Swiss International Airlines y Travelport.

El TTCI está compuesto por un total de 70 variables, englobadas en 14 pilares:

1. Normativa y regulación;
2. Sostenibilidad medioambiental;
3. Seguridad ciudadana;
4. Sanidad e higiene;
5. Prioridad del sector turismo;
6. Infraestructuras aéreas;
7. Infraestructuras terrestres;
8. Infraestructuras turísticas;
9. Infraestructuras tecnológicas;
10. Competitividad-precios del sector turístico;
11. Recursos humanos;
12. Afinidad por el turismo;
13. Recursos naturales;
14. Recursos culturales.

Asimismo, estos pilares están organizados en tres subíndices que capturan una amplia categoría de variables clave en la determinación de la competitividad del sector turístico. Estos subíndices son:

1) MARCO REGULATORIO: Este primer subíndice abarca aquellos elementos generalmente bajo el ámbito de actuación de los poderes públicos (Normativa y regulación, sostenibilidad medioambiental, seguridad ciudadana, sanidad, higiene y prioridad del sector turismo).

2) INFRAESTRUCTURAS Y ENTORNO SECTORIAL: El segundo subíndice contiene aquellos elementos relacionados con el entorno y ámbito de la industria del sector turístico en sí mismo, así como el nivel de infraestructuras (aéreas, terrestres, turísticas y competitividad-precio).

3) RECURSOS HUMANOS, CULTURALES Y NATURALES: El último subíndice valora la dotación de recursos humanos y culturales con la que cada país está dotado (Recursos humanos y culturales, afinidad por el turismo, recursos naturales y culturales).

En cualquier caso y, con independencia de la definición de los citados índices, de su relativa novedad y de los resultados que se han presentado en los últimos años (ex. 2007 y 2008), etc, se trata de un esfuerzo interesante a la hora de definir e intentar acotar algo tan complejo como es la competitividad turística.

De todas maneras, cabe resaltar que en el último índice (2008), el segundo en la reciente historia de los TTCI (130 países objeto del estudio), España se sitúa como la quinta economía que dispone del sector turístico más competitivo. Suiza, Austria, Alemania y Australia encabezan la lista, mientras que los países como el Reino Unido, Estados Unidos y Francia ocupan los puestos 6, 7 i 10 respectivamente. Portugal, Grecia e Italia se quedan en el 15, 22 i 28 por este orden.

Siguiendo este estudio y con “independencia” de los cálculos y la valoración de cada uno de los países,…, parecería que el destino turístico España estaría en un muy alto nivel de competitividad turística.

Probablemente esta podría ser una “lectura”, quizás un poco “corta” y muy discutible, de los resultados publicados por el TTCI. En ningún caso, debería suponer “dormirse en los laureles” de un cierto conformismo… que, en ocasiones, sufren gestores públicos / privados de nuestro turismo.

La definición de los tres subíndices: marco regulatorio, infraestructuras y entorno sectorial y, recursos humanos, culturales y naturales; son, de por sí, suficientemente clarificadores… o no… Dentro de estos tres, deberíamos destacar la importancia del marco regulatorio y del “buen gobierno” del turismo (gobernanza turística) para poder continuar “creciendo” en competitividad turística.

No obstante y, al final de todo este "discurso" ... sigo preguntándome ¿QUÉ ES LA COMPETIVIDAD TURÍSTICA?, estoy seguro que todos/as tenemos una idea un concepto,… para poder contestar esta pregunta.